martes, 6 de septiembre de 2011

La víbora que tenía llanto de mujer

La víbora con llanto de mujer - La cueva
Un día mientras andaba en el campo, un campesino, escucho muy cercas un sonido parecido a un llanto de mujer, no le dio importancia y continuó su camino, luego se dio cuenta de que cada vez que pasaba por ese lugar, sucedía lo mismo, el mismo llanto casi a la misma hora.
Con un poco de confusión, pero por las ganas de saber de qué se trataba ese sonido, aquel hombre busco la fuente del llanto, había algo en una pequeña cueva…
Para su sorpresa estaba dentro, una gran víbora, enroscada en sí misma, era aquel ser el que lloraba como mujer, un alarido que dejaba los pelos de punta. Había algo que no la dejaba irse, estaba atorada entre unas piedras, por eso lloraba de dolor, pero el hombre aquel, al lugar de ayudarle lanzo mas piedras a la creatura, causándole aun más daño, parecía que suplicaba que no la lastimara, que la dejara vivir.

La víbora con llanto de mujer - Muertes inexplicables

La víbora con llanto de mujer - Muertes inexplicables

 
Aquel día, no pudo dormir el campesino, pensaba en lo que había hecho con aquel animal, que nada le hacía, no le podía hacer daño porque, ella misma estaba en problemas y aun así, le causo más daño del que ya tenía. Sin embargo no le comento a su mujer, pero, continuó con el sentimiento de culpa.


Un día en el pueblo, se comenzó a murmurar acerca de unas muertes espantosas, estas personas amanecían sin vida, con una mirada espantosa como si hubieran visto al mismo diablo, pero el doctor del pueblo, que los había examinado, había dictaminado que habían sido envenenadas por el veneno de alguna víbora muy ponzoñosa, porque habían muerto rápidamente.  El verdadero temor, fue cuando la gente comentó que cada vez que alguien moría, se escuchaba el llanto de una mujer, un llanto tan triste y lúgubre a la vez, como si la muerte llorara en la oscuridad.

La víbora con llanto de mujer - Los colchones apilados

La víbora con llanto de mujer - Los colchones apilados
Entonces el campesino, recordó lo mal que había actuado, el daño tan grande que le había causado a aquella víbora que lloraba y sintió un miedo terrible e indescifrable, podría ser que aquel ser, se estaba vengando lentamente, de aquellos que le habían hecho daño…
Entonces, sin pensarlo se lo comento a su mujer. Ya estaba haciéndose de noche, tenía mucho pánico, no sabía qué hacer, pues ya eran muchos los muertos que habían sucumbido en el pueblo, entonces, la esposa del campesino comenzó a traer muchos colchones que había en toda la casa, los apiló uno sobre otro y le comento a su señor que durmiera arriba de ellos.

Era imposible que aquella víbora subiera tan alto, ya era de noche, se escuchaban los grillos, el aire entonces comenzó a soplar con mucho ímpetu, de pronto todo se calmo…

La víbora con llanto de mujer- El Final

La víbora con llanto de mujer - El Final
Entre los matorrales muy cercas, se escucho un sonido agudo, aterrorizante, desgarrador, el llanto de la víbora, en eso la esposa del campesino escucho aquel siniestro llanto y corrió en busca de su esposo, al entrar a la habitación…




 
Los ojos de la esposa se centraron,  casi horrorizados, con la piel blanca y sin color,  en medio de la habitación, su esposo seguía acostado en los colchones que ella había apilado y en el centro, justo en el estomago del señor, sobresalía la cabeza de una gran víbora, aquel ser atravesó los colchones, vengándose de aquel hombre, que le había causado tanto daño.

domingo, 4 de septiembre de 2011

La cabeza en el árbol


La cabeza en el árbol

Era de noche, hacia frio y mucho aire afuera, estaba acostado, desde mi cama se podía ver el patio atreves de una ventana y siempre se veía una rama, tan tenebrosa que daba mucho miedo el solo verla.
De niño me aterraba la oscuridad, pero no dejaba de ver hacia la ventana, entonces de pronto algo parecía verse, unos cabellos amarrados a la rama y debajo de ello algo parecido a una cabeza que colgaba, tenía unos ojos vacios, su boca abierta, dejaba mostrar un poco de su lengua, parece que sangraba.
Quería que desapareciera esa visión fantasmal, pero el aire la seguía meciendo, no podía dejar de verla, como si algo quisiera decirme, pero yo no quería escucharle, entonces toda esa noche no pude dormir, pero deseaba que amaneciera pronto, gracias a dios poco a poco fue amaneciendo y con ello la horrible cabeza que colgaba mirándome fijamente.
Aun la veo en mis recuerdos, es una historia que jamás había contado, espero y te haya gustado la cabeza en el árbol, si tienes alguna historia compártela con nosotros.

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El hechizo maldito y la gallina negra


El hechizo maldito y la gallina negra de la muerte


Hace mucho cuando aun no nacía, mi madre tuvo un sueño profético, una pesadilla, en el sueño ella vio dos mujeres horrendas, vestidas como brujas, pero una vestía túnica blanca y la otra de un color negro tan oscuro como su alma, ellas estaban flotando justo frente a la cama donde ella estaba recostada, viendo el horrible escenario, a su lado estaba durmiendo mi padre, que de pronto desapareció y ahora habían dos camas una a la otra, en una estaba mi madre y en la otra mi abuela.
Cada una de estos dos seres horribles, traía una gallina del mismo color que ellas y le dijeron a mi madre que iban a soltarlas al mismo tiempo, a la que le cayera a la gallina negra iba a morir. En eso soltaron las gallinas y comenzaron a volar, se cruzaban entre si y la negra bajo a los pies de mi abuela, la blanca llego volando a la cabecera de la cama de mi mama.
A los pocos días de este sueño nací, después en unas pocas semanas murió mi abuelita, se había cumplido el presagio de la gallina negra de la muerte.
A veces los sueños nos enseñan lo que va a pasar en el futuro, pero algunas veces no quisiéramos que esto se cumpliera.
Espero y les haya gustado esta historia y comenten sobre alguna historia que les haya pasado o algún sueño.




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Alguien araña la pared


Alguien araña la pared
Hace mucho tiempo, aun antes de que naciera, cuentan mis padres que después de encontrar el amor de su vida y unirse para siempre como pareja, decidieron buscar un lugar, tan especial donde vivir, para disfrutar la vida juntos. Al parecer el departamento que encontraron era acogedor, pequeño pero agradable, no había necesidad de más, pero el único inconveniente es que estaba en un segundo piso y en la planta baja, vivían los dueños, que tenían un perro algo grande en el patio.
Un día ellos mientras se disponían a dormir, escucharon ruidos en la pared, justo donde estaba el patio, de ese lado recordaron, estaba viviendo aquel perro, pero pues era el segundo piso era imposible que el perrito lograra rasguñar la pared, aparte estaba durmiendo.
Era un sonido desgarrador, sentías que se te levantaban los vellitos del cuerpo, un sonido macabro y realmente extraño, aterrador, te dejaba la piel de gallina. Así pasaron varios días, cuando comenzaron a escuchar lamentos, como si alguien estuviera sufriendo por algo, de inmediato pensaron que eran los viejitos y fueron a tocar a la puerta, al parecer todo iba bien, nadie había escuchado nada y la señora estaba bien de salud.
Al verlos preocupados, los invitaron a tomar un café, al parecer, ahí había vivido una mujer que pronto se iba a casar, estaba muy enamorada, pero era alguien muy celosa, justo el día antes de casarse se enteró de que su novio la estaba engañando, o al menos eso es lo que ella decía o creía, así que se puso el vestido de novia, busco entre los venenos que tenía y encontró un fuerte veneno para ratas, lo mezclo con una coca y se lo tomó.
El veneno era tan fuerte que desgarro sus entrañas, el vestido se mancho de sangre y era tan fuerte el dolor que la mujer rasgaba la pared con las uñas, tanto que se le quedaron clavadas en la pared, sufrió intensamente, quizás fue tanta la desesperación, que su espíritu aun ronda por esta colonia, buscando a su pareja infiel.
Después la gente se enteró que el novio si la quería demasiado, jamás la había engañado todo fue su imaginación, pero el daño ya se había hecho.


Indudablemente esa misma noche, mis padres abandonaron aquel lugar y jamás volvieron a escuchar los gritos de una mujer en agonía, buscando en sus llantos que su novio volviera.






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